“Durante años, la Unión Europea ha creído que la dimensión económica, con 450 millones de consumidores, traería consigo poder geopolítico y en las relaciones comerciales internacionales. Este año será recordado como el año en que esta ilusión se evaporó”. Así se expresó el ex presidente del Consejo Mario Draghi en su intervención en el Meeting de Rímini.
Estos son los principales mensajes lanzados por Draghi.
“Hemos tenido que resignarnos a los aranceles impuestos por nuestro mayor socio comercial y aliado de larga data, los Estados Unidos. Hemos sido empujados por el mismo aliado a aumentar el gasto militar, una decisión que quizás deberíamos haber tomado de todos modos, pero en formas y modos que probablemente no reflejan el interés de Europa”.
“La Unión Europea, a pesar de haber dado la mayor contribución financiera a la guerra en Ucrania, y tener el mayor interés en una paz justa, ha tenido hasta ahora un papel bastante marginal en las negociaciones para la paz”.
“Mientras tanto, China ha apoyado abiertamente el esfuerzo bélico de Rusia y las protestas europeas han tenido poco efecto: China ha dejado claro que no considera a Europa como un socio igualitario y usa su control en el campo de las tierras raras para hacer que nuestra dependencia sea cada vez más vinculante”.
“Además, la UE ha sido espectadora incluso cuando los sitios nucleares iraníes eran bombardeados y la masacre de Gaza se intensificaba. Estos eventos han hecho justicia a cualquier ilusión de que la dimensión económica por sí sola asegurara alguna forma de poder geopolítico”.
“No es por tanto sorprendente que el escepticismo hacia Europa haya alcanzado nuevos picos. Pero es importante preguntarse cuál es realmente el objeto de este escepticismo. No es, en mi opinión, un escepticismo hacia los valores sobre los que se fundó la Unión Europea: democracia, paz, libertad, independencia, soberanía, prosperidad, equidad y la protección social, tenemos un sistema de bienestar social probablemente el más desarrollado del mundo”.
“Creo más bien que el escepticismo se refiere a la capacidad de la Unión Europea para defender estos valores. Esto es en parte comprensible. Los modelos de organización política, especialmente los supraestatales, emergen en parte también para resolver los problemas de su tiempo. Cuando estos cambian tanto que hacen frágil y vulnerable la organización preexistente, esta debe cambiar”.
“Está claro que destruir la integración europea para volver a la soberanía nacional no haría más que exponernos aún más a la voluntad de las grandes potencias. Europa está poco equipada en un mundo donde la geo-economía, la seguridad y la estabilidad de las fuentes de suministro más que la eficiencia inspiran las relaciones comerciales internacionales. Nuestra organización política debe adaptarse a las necesidades de su tiempo cuando estas son existenciales: nosotros, los europeos, debemos llegar a un consenso sobre lo que esto implica”.