Giorgio Armani falleció el 4 de septiembre a la edad de 91 años. Con él se va uno de los últimos grandes maestros de la moda, capaz de redefinir la elegancia contemporánea y de transformar la sastrería en un verdadero lenguaje universal de estilo.
De una infancia difícil al sueño internacional
Nacido en Piacenza el 11 de julio de 1934, en una Italia marcada por el fascismo y la guerra, Armani siempre contó con sobriedad la dureza de su infancia: los refugios durante los bombardeos, las dificultades económicas, las heridas dejadas por un país en crisis. Experiencias que, con los años, forjaron su rigor estético y su determinación.
Un imperio nacido de la intuición
Tras sus inicios en el mundo del diseño y la moda, Armani supo intuir una nueva necesidad: aligerar y hacer más flexible el traje masculino. Así nace el “power suit”, símbolo de éxito y refinamiento desde los años 80 en adelante, que consagrará al diseñador como un icono internacional. Desde ese momento, la marca Armani se convierte en sinónimo de elegancia atemporal, capaz de conquistar el cine, las estrellas de Hollywood y los líderes políticos.
Cuarenta años de imperio y revolución estética
Armani ha construido una marca que no es solo moda, sino una forma de vivir y de pensar. Desde la ropa masculina desestructurada hasta las colecciones femeninas, pasando por el estilo de vida con hoteles, perfumes y accesorios.