En Piscinas, a lo largo de la costa occidental de Cerdeña, el escenario deja sin aliento: dunas doradas que superan los 50 metros de altura y en algunos tramos rozan los 100 metros, modeladas cada día por los vientos marinos. Un paisaje que recuerda al Sahara.
Las últimas “dunas vivas” de Europa
Este entorno es de los más raros del continente. Las “dunas vivas” de semejantes dimensiones casi han desaparecido en Europa, destruidas o reducidas por el impacto humano. En Piscinas, sin embargo, la naturaleza aún domina sin oposición, ofreciendo un espectáculo único y valioso.
La herencia minera
Detrás de las dunas, sin embargo, el paisaje cambia radicalmente. Los restos de las minas de Ingurtosu y Naracauli cuentan una historia de trabajo y sacrificios: pueblos fantasmas, estructuras oxidadas, muelles olvidados que evocan la epopeya industrial entre los siglos XIX y XX.
El “río rojo” y el Parque UNESCO
El Río Piscinas, con aguas rojizas debido a los residuos mineros, conecta pasado y presente, memoria y naturaleza salvaje. Hoy en día, toda el área es parte del Parque Geominero de Cerdeña, reconocido por la UNESCO: un lugar donde arena e historia se entrelazan creando uno de los paisajes más sugestivos del Mediterráneo.