Como un pequeño tifón tropical, la tormenta se abatió en la noche entre sábado y domingo sobre la riviera romañola, partiendo de Milano Marittima y avanzando hasta Rímini. Ráfagas de viento de más de 120 km/h, granizo y lluvia torrencial transformaron las calles en ríos y destruyeron tramos enteros de pinar.
Milano Marittima la más afectada
En la localidad turística fueron derribados más de 260 pinos marítimos, que dañaron coches, viviendas e hicieron intransitables varias vías. En las playas, sombrillas, tumbonas y gazebos fueron arrasados. “Fue un golpe durísimo – dijo Massimo Casanova del Papeete Beach – pero nos pusimos de inmediato a trabajar para reabrir”.
Inundaciones y problemas en Rímini
La tormenta continuó hacia el sur, golpeando Cesenatico y Rímini. Pasos subterráneos inundados, tiendas invadidas por agua y barro y circulación ferroviaria interrumpida en la línea Rímini-Rávena. En Bellaria un autobús quedó atrapado en un paso subterráneo, afortunadamente sin pasajeros a bordo.
La máquina de los rescates
Desde la mañana, equipos de Protección Civil, bomberos y voluntarios intervinieron para liberar calles y establecimientos balnearios. “Muchos daños, pero la situación ya está bajo control” declaró el alcalde de Rímini Jamil Sadegholvaad. También el presidente de la Región, Michele de Pascale, confirmó que la riviera está “plenamente operativa”.
Véneto afectado en la noche
El mal tiempo también afectó al litoral veneciano, donde en Cavallino-Treporti 14 pinos marítimos fueron derribados a lo largo de la transitada vía Fausta. Los equipos de intervención liberaron la calzada para garantizar la viabilidad en plena temporada de verano.