Historia

El secreto del Panteón: la cúpula que desafía el tiempo desde hace 1.900 años

Un gigante de piedra en el corazón de Roma: sin hierro, sin acero, y sin embargo resiste a guerras, terremotos y siglos. ¿Qué habrían podido hacer los romanos si hubieran tenido la posibilidad de usar la IA?

El secreto del Panteón: la cúpula que desafía el tiempo desde hace 1.900 años

En el centro de Roma se alza una cúpula antigua de casi dos mil años. Tan grande como medio campo de fútbol, tan pesada como un edificio de diez pisos, y sin embargo sin hierro ni acero. Ninguna viga, ninguna armadura: solo piedra, cal y ingenio. Mucho ingenio.

El truco de los materiales

Los ingenieros romanos conocían bien la ciencia del peso. En la base del Panteón usaron travertino pesado; al subir, lo sustituyeron con piedra pómez ligera y redujeron el grosor de la cúpula de seis a dos metros. Una obra maestra que parece una montaña invertida.

El óculo: belleza e ingeniería

Ese agujero central de casi nueve metros no solo sirve para dejar entrar la luz. Reduce el peso en el punto más crítico y contribuye a la estabilidad. Incluso la lluvia que se filtra se convierte en parte del proyecto, signo de un cálculo milimétrico ante litteram.

Una estructura viva y resistente

Ocho macizos pilares sostienen la base, distribuyendo las fuerzas como raíces de un árbol centenario. Siete arcos ocultos en el muro exterior absorben los empujes laterales. Todo está diseñado para trabajar en compresión.

La lección que llega del pasado

El Panteón ha visto de todo en 1900 años, pero su cúpula sigue allí, intacta. Los romanos no tenían computadoras, mucho menos inteligencia artificial, pero habían intuido los secretos de la física mejor que muchos ingenieros modernos.